Desde hace varios años, el 5 de febrero se celebra el “World NutellaDay”. ¿Por qué? Excelente pregunta. El caso es que semejante fiesta planetaria en honor a esta crema de cacao -“no es una crema de chocolate, es un modo de vida”, dicen sus organizadores- nos pilló ayer desprevenidos, así que hemos optado por un homenaje tardío y un poco a contracorriente.
Pero en lugar de entrar en esa fraticida lucha entre los defensores de la Nutella y los adictos a la Nocilla, nos ha dado por rendir un sentido homenaje al hermano pobre de estas dos marcas: el ya desaparecido Pralín de Zahor.
Auténtico hit de los 80 y relleno de tantos y tantos bocadillos de la merienda, su bote de plástico -que siempre se rompía, recuerdan por ahí- era toda una declaración de intenciones frente a los pijos de la Nocilla y sus tarros de cristal. Que luego, por cierto, acababan engrosando la vajilla familiar.
Así que, por mucho que algunos juren que les gustaba más que la Nocilla, es posible que se trate de un recuerdo edulcorado por la nostalgia. Y es que la mayoría coincide en señalar que su mejor argumento para convencer a las madres de la época era ser más barato.
Claro que, si tú también eras uno de los niños del Pralín, tal vez te sirva de consuelo recordar que todavía había un peldaño por debajo en el submundo de las cremas de cacao: el Tulicrem.
Nosotros somos muy jóvenes -unos chiquillos en realidad- y casi no lo recordamos. Pero cuentan los más viejunos que en el Pralin de dos colores la parte blanca siempre tenía un tono amarillento. Y que incluso existía una versión con sabor a fresa. Casi tan espeluznante como esos labios rojizos e insinuantes en mitad del anuncio y ese lema final (“tienes algo que me gusta”) susurrado con voz que da un poco de mal rollo.
Desaparecido en algún momento de la década de los 90, hace unos años saltaron las alarmas entre los nostálgicos del Pralin: Natra -la compañía que había comprado Zahor en 2004- pensaba volver a comercializar esta crema, rebautizándola como “Pralín Siglo XXI“.
Y así lo hizo en algún momento de 2010, pero con una acogida bastante tibia: los antiguos niños se quejaban de que el sabor no era el mismo y los nuevos niños no sabían de donde había salido aquella Nocilla fake con un nombre tan casposo.
En 2011 Zahor pasó a manos de Arluy, quien en teoría se encargaba de la distribución de esta versión modernizada. Pero más allá de los culebrones empresariales, el caso es que Pralin ha vuelto a desaparecer y ya ni siquiera figura en la web de Zahor.
Quienes lo echen mucho de menos, por cierto, harían bien en dejarse de Nocillas, Nutellas y sucedáneos varios y animarse a preparar su propia crema. Estamos convencidos de que esta receta de Biscayenne conseguirá que superen el disgusto.
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